LA FIRMA DE PUIGDEMONT

23.11.2017

Su firma la inicia (punto de ataque) desde un mundo irreal y fantástico de propósitos que sabe inalcanzables. Inicia la firma desde la zona alta. Cuenta con inteligencia suficiente para entenderlo, pero un serio confusionismo mental le mantiene en un mundo utópico creado por el mismo fuera de la realidad.

La firma es claramente invasora ya que atraviesa el escrito siete líneas y baja hasta alcanzar su nombre y apellido. Denota ausencia de respeto hacia los demás sin contención alguna, ni sentido de la realidad.

Su cerebro es un desastre. Muestra este rasgo una defectuosa visión de los asuntos por falta de claridad y de precisión en los juicios. Su imaginación deforma la realidad, los hechos y las circunstancias.

Se autoafirma, como demuestran las líneas agudas en vertical de la firma, oculta un gran complejo de inferioridad. Irá a por todas sin considerar las consecuencias obcecado y con una clara desconsideración hacia los demás. Sobreactuará su comportamiento y proyectará su frustración hacia quienes considera sus enemigos, que no adversarios políticos, al ver frustrados sus planteamientos imposibles.

Se aprecia claramente en esa aguja fina y punzante hacia la derecha con que acaba su firma que manifiesta una combatividad retorcida y agresiva.